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O Carboncillo: o primeiro útil trazador / El Carboncillo: el primer útil trazador

Actualizado: 15 may 2022


Un material económico e cunhas enormes posibilidades para traballar coa infancia en todas as idades é o carboncillo. Non obstante, non se adoita empregar na escola.


O carboncillo é probablemente o primeiro material que utilizaron os seres humanos para debuxar, e tamén foi o material co que, ao longo da historia, os e as artistas se enfrontaron ao debuxo, á pintura e á escultura, utilizándoo tanto para bosquexar como para o resultado final.


Os carboncillos son madeiras carbonizadas de diferentes grosores e durezas. A madeira máis empregada hoxe en día é o salgueiro, xa que permite unha ampla variedade de diámetros e uns negros moi densos. Dependendo da parte da rama na que se corta, os paus poden ser de diferentes tamaños. Unha barra grande é excelente para que os nenos e nenas garabateen (2-4 anos). Permiten o difuminado cos dedos, arrastrar en distintas posicións e incidir sobre a mancha xerando contrastes fortes e sensacións espaciais de perspectiva, figura, fondo, volume etc.


É importante lembrar que, como docentes, é fundamental achegar materiais e ferramentas para que a expresión gráfica dos nenos e nenas sexa unha prolongación do corpo, do xesto, da persoa: un espazo onde acción e pensamento conflúen. Nese sentido, os carboncillos permiten traballar con grandes formatos, acentuando a relación co noso corpo e o movemento, de tal forma que pensamento e acción van da man.

A nivel visual o contraste é moi forte e por iso resulta un medio de exploración moi enriquecedor. É moi gratificante utilizalos en planos horizontais, no chan. É un material que está en continua transformación porque a súa traza nunca se fixa de todo (de feito, antigamente borrábase simplemente cunha pluma de ave). Isto fai que nunca permaneza igual todo o tempo e ao contacto co corpo ou con calquera superficie se desdebuxa, dando lugar a novas formas espontáneas e improvisadas. Todas estas calidades fano un medio perfecto para levar a cabo accións en grupo, onde os xestos e os trazos contamínanse creando espazos para aprender desde o encontro.


Por se houbese reticencias no seu emprego na aula, lembrar que é un material inocuo, ecolóxico e, aínda que solta carbonilla que queda na roupa, retírase perfectamente ao sacudila.

 

EL CARBONCILLO: EL PRIMER ÚTIL TRAZADOR



Un material económico y con unas enormes posibilidades para trabajar con la infancia en todas las edades es el carboncillo. Sin embargo, no se suele emplear en la escuela.


El carboncillo es probablemente el primer material que utilizaron los seres humanos para dibujar, y también ha sido el material con el que, a lo largo de la historia, los y las artistas se han enfrentado al dibujo, a la pintura y a la escultura, utilizándolo tanto para bocetar como para el resultado final.


Los carboncillos son maderas carbonizadas de diferentes grosores y durezas. La madera más utilizada hoy en día es el sauce, ya que permite una amplia variedad de diámetros y unos negros muy densos. Dependiendo de la parte de la rama que se corte, los palos pueden ser de diferentes tamaños. Una barra grande es excelente para que los niños y niñas garabateen (2-4 años). Permiten el difuminado con los dedos, arrastrar en distintas posiciones e incidir sobre la mancha generando contrastes fuertes y sensaciones espaciales de perspectiva, figura, fondo, volumen, etc.

Es importante recordar que, como docentes, es fundamental aportar materiales y herramientas para que la expresión gráfica de los niños y niñas sea una prolongación del cuerpo, del gesto, de la persona: un espacio donde acción y pensamiento confluyen. En ese sentido, los carboncillos permiten trabajar con grandes formatos, acentuando la relación con nuestro cuerpo y el movimiento, de tal forma que pensamiento y acción van de la mano.

Es muy gratificante utilizarlos en planos horizontales, en el suelo. A nivel visual el contraste es muy fuerte y por eso resulta un medio de exploración muy enriquecedor. Es un material que está en continua transformación porque su traza nunca se fija de todo (de hecho, antiguamente se borraba simplemente con una pluma de ave). Esto hace que nunca permanezca igual todo el tiempo y al contacto con el cuerpo o con cualquier superficie se desdibuja fácilmente, dando lugar a nuevas formas espontáneas e improvisadas. Todas estas cualidades lo hacen un medio perfecto para llevar a cabo acciones en grupo, donde los gestos y trazos se contaminan creando espacios para aprender desde el encuentro.


Por si hubiera reticencias en su empleo en el aula, recordar que es un material inocuo, ecológico, y aunque suelta carbonilla que se queda en la ropa, se retira perfectamente al sacudir.


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